Y abrió el ave sus alas y se entrego al viento y el viento le acepto. Y el ave escalo alturas jamás conocidas, ni descubiertas, hasta que finalmente se unió con la luz del sol, sus alas se convirtieron en alas de fuego, y este fuego se expandió en el espacio y el ave se unió al infinito.
El ave es la esencia humana, los cielos a alcanzar son ciertamente su destino y la luz que habrá de ser universal; es la paz que se ha de encontrar cuando el alma serena, serena se expande ya sin limites, sin condiciones. Aquí esta la visión del orden y del balance, mas esto es tan solo el principio, porque la esencia del alma aspira, no solo a conocer los secretos y misterios de la creación, sino de recibir la gracia superior infinita y eterna del Creador.
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Pintura y Escrito:
Oscar Basurto Carbonell
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